El Terrassa FC salvó un punto con gran fortuna ante el Espanyol B (1-1) en el Estadi Olímpic y estrena su casillero en la Liga. Los de Gerard Garrido, muy cuestionado por la afición, arrancaron con algún tímido ataque en el primer cuarto de hora, pero enseguida se observó que el objetivo prioritario era no recibir goles, tras la sangría de las primeras jornadas. Los rojillos no generaron nada más hasta el final del primer tiempo.
En el segundo, los periquitos se adueñaron del dominio del balón, apretaron las clavijas y marcaron en el minuto 74. Entonces, a la desesperada, los rojillos se lanzaron al ataque, aunque de manera muy modesta, apenas sin fuelle, sin energía. No obstante, Neeskens se inventó un zurriagazo desde 40 metros y empató, con intriga (el balón impactó en el travesaño y botó dentro de la portería), en el minuto 87. El colegiado alargó siete minutos, en los que el Espanyol B dispuso de dos clarísimas ocasiones a quemarropa. Marcos salvó un punto para un Terrassa FC cuya imagen y estructura de juego es, cuanto menos, inquietante.
Endavant!
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